viernes, 28 de octubre de 2011

Lluvia

Por fin llegaron las primeras gotas de lluvia, las nubes en el cielo y las temperaturas más bajas.
Adoro las tardes de lluvia, y esos momentos en los que calentita en mi casa, veo como las gotas caen por el cristal de la ventana y compiten entre ellas para ser la primera en cruzarla entera. 
Me encanta seguirlas con la mirada y ver cual llega primero. Lo bueno es que aunque unas lleguen antes y otras después todas terminan llegando a su meta, todas ganan.
La verdad es que las envidio, me gustaría tener tan claro como ellas cual es mi objetivo, a donde tengo q llegar, mi meta, y además tener la seguridad de que antes o después voy a llegar. 



sábado, 22 de octubre de 2011

Coge el Tren

A veces las oportunidades se van, como trenes que salen de la estación.
Hay veces en las que el tren llega a la siguiente estación, y tienes una nueva ocasión para subirte. Pero la gran mayoría de las veces se va para siempre...
Con las oportunidades ocurre lo mismo, y por ello no siempre hay segunda oportunidad. Así que, ¿De qué sirve arriesgarse?
No seas inconsciente, y no desaproveches una sola oportunidad, porque a veces es demasiado tarde para subirse al tren.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Vive el momento

Nos gusta lo complicado, pero lo complicado nos amarga, y no nos gusta lo que nos amarga.
Entonces, ¿Qué nos gusta?
Quizá, para poder saber lo que nos gusta, tendríamos que saber primero que es lo que queremos, pero ¿cómo vamos a saber lo que queremos si ni siquiera sabemos lo que nos gusta?
Mi consejo, decide que es lo que te gusta, decide que es lo que realmente quieres, no te amargues y... ¡Vive el momento! (;

sábado, 15 de octubre de 2011

No le busques

Me gustaría encontrarle.
A él, con su sonrisa perfecta, que al verla se me pusieran los pelos de punta.
A él, con sus grandes y fuertes brazos, que al abrazarme me hicieran sentir segura.
A él, con su gran corazón, que pudiera tener la certeza de que jamás, jamás me haría daño.
A él, con su seguridad, de que todo saldría bien, de que todo sería perfecto.
A él, con su amor, que compartiera conmigo cada momento, cada instante, cada segundo.
A él, con su fidelidad, que solo se le pondrían los pelos de punta con mi sonrisa, que solo querría abrazarme a mi, que nunca me haría daño, que estuviese seguro de que solo lo nuestro podría salir bien, de que solo lo nuestro sería perfecto, que yo fuera la única con la que quisiera compartir su amor...
Pero ese él no existe.