Olvidarme de todo, montarme en una bicicleta y pedalear hasta quedarme sin fuerzas, e ir lejos, tan lejos como fuera posible. Apartarme de todo, de la gente, de las preocupaciones, de las obligaciones.
Pedalear sin tener que pensar en el mañana. Solamente yo en esa bicicleta, y el viento y la música de tu ipod que te acompañan. Dejar la mente en blanco, no pensar en nada, solamente sentir.
Y cuando mis fuerzas se agotaran, parar a descansar, hasta tener fuerzas de nuevo para montarme otra vez y seguir mi camino.
Irme y no volver jamás.
Pero desgraciadamente si existe un mañana por el que preocuparse, lleno de obligaciones que cumplir.